Lectura: Ge.23:1-24:51
vs.1-20 Abraham así como otros en la Biblia, no aceptó un bien sin pagar por el. Sería interesante que en nuestros días nos negaramos ante una oferta tan tentadora, el obtener algo fácil sin que nos cueste nada. Muchas veces es el camino que lleva a la codicia. Cuantas veces hemos visto a personas de todas clases ser tentadas y engañadas por una “increíble oportunidad” de obtener algo sin que cueste o a menor precio. A veces ingenuamente lo llamamos una bendición de Dios pero en la Biblia vemos que esto no era aceptable y no es una restricción es una protección, el Espíritu Santo y aún el sentido común nos previene cuando “algo” no está bien.
vs.50-51 Por el contrario cuando tenemos una relación con Dios y le obedecemos el nos guía hacia lo mejor, en todos los sentidos y nos proveé lo necesario para obtenerlo pero pone a prueba nuestro carácter, dominio propio y paciencia. Este fue el caso de el sirviente de Abraham quien fue guíado hacia el lugar y el momento donde encontraría a la pareja perfecta para Isaac y tuvo una confirmación en la actitud de ella. De Rebeca nació José por medio de quien Dios preservó la vida no solo de toda su familia sino naciones completas. ¿Qué si le hubieran ofrecido a este sirviente de Abraham una chica guapa además de una rebaja en la dote y la hubiera aceptado?