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Está es nuestra visión, nuestro motor y nuestro legado; guardar sus palabras y enseñarlas por amor a Él.
A menudo, el estudio a fondo de las escrituras desde el contexto hebreo original de los autores trae una interpretación diferente de lo que se enseña comúnmente en la perspectiva católica y protestante tradicionales . Creemos que la interpretación original de cada autor de los libros de la Biblia debe ser el fundamento de toda doctrina y es congruente con el resto de libros. También es así como nos encontramos con un medio para llegar a tener una relación más profunda con el Eterno, para estar más conectados con Él a través de la obediencia por amor a sus mandamientos y como resultado de la salvación que nos ha sido dada por gracia a través de su Hijo nuestro redentor Yeshua el Mesías.
No hacemos a un lado a Mathew Henry, Darby, Thompson y Scofield para sustituirlos con Rashi, Maimónides, Akiva y Nachman. Tampoco hacemos una mezcla de todos. Por el contrario, estamos buscando conocer y practicar el mandamiento antiguo que tenemos desde el principio; la palabra que fue oída desde el principio.
1 Jn. 2:7 Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio.
Yeshua nuestro Mesías es quien nos da instrucción y ejemplo diciendo que no debemos sustituir la Palabra de Dios con lo que dice el hombre.
Mat. 23:2 En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.
3 Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.
4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.
Mientras la enseñanza provenga directamente de la instrucción de Dios, esto es la cátedra de Moisés, debe guardarse y hacerse. Pero si lo que se enseña como mandamiento fue establecido por hombres no.
Lo que nosotros buscamos conocer, enseñar y seguir son las palabras y los mandamientos de Dios, Su voluntad. No enseñamos las opiniones, doctrinas y costumbres establecidas fuera de la Biblia, sean de origen judío o cristiano.
De esto escribe Pablo a los Gálatas; de las leyes y tradiciones de hombres que se agregan e incluso llegan a contradecir lo que está escrito en la Escritura.
Escribe acerca de quienes fueron liberados de las leyes, tradiciones y mandamientos de hombres como Pedro, pero después vuelven a apegarse a las leyes tradicionales judías no dadas por Dios y a someterse a costumbres y mandamientos de hombres por temor al hombre.
El problema que Pablo llama judaizar no es exclusivo del judaísmo, se da también en el cristianismo y catolicismo; es hacer de las tradiciones y costumbres de hombres algo igual a la Palabra de Dios, que sustituye o reemplaza la Ley y preceptos dados por Dios.
Con respecto a esas tradiciones y costumbres establecidas por hombres; cada quien decide qué hacer con ellas como el Espíritu de Dios le muestra. De algunas se puede obtener algún provecho de otras no. Nuestro enfoque está en enseñar la verdad de la Palabra de Dios no filtrada, y no adulterada hasta donde nos es posible; en su contexto y sentido original. Enseñamos la Biblia como la conocemos hoy con sus 66 escritos y creemos que son la verdad inspirada por YHVH que no cambia. Lo demás son opiniones de hombres y están sujetas a cambios.
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- Dios (YHVH/Yahweh/Yejovah) es el único y verdadero Dios sobre toda la creación y lo ha sido siempre (Deu.6:04).
- Él creó el universo literalmente en seis días a través de Su Palabra (Juan 1:03), que más tarde sería revelada como Su Hijo, Yeshua. “Yeshua” es el nombre hebreo del Mesías, que significa “salvación”. Jesús es la transliteración de Yeshua al “Ieosus” griego y luego al Español “Jesús”. La palabra “Jesús” no es un equivalente en Español de “Yeshua”, sino una transliteración al Español de cada letra griega “Ieosus”. “Yeshua” es el nombre hebreo traducido como “Josué” al Español. Nota: Por eso Moisés no podía guiar a los israelitas a la Tierra Prometida. Josué tenía que ser quien los dirigiría porque él era el prototipo del verdadero “Yehoshua” quien guiaría a su pueblo al final de los tiempos a la verdadera tierra prometida. Era una indicio para el nombre de la venida del Mesías.
- Desde la creación hasta el Monte Sinaí, la humanidad estaba ofendiendo tanto a Dios con sus pecados (violando todas las leyes y las instrucciones que les había dado oralmente) que les envió sus instrucciones (Su Ley) en forma escrita con el propósito de ayudarles a entender claramente la diferencia entre el bien y el mal y para crear patrones en su vida que traerían bendiciones y una conexión con Él (Gálatas 3:19).
- El sistema de sacrificios fue creado con el propósito de evitar temporalmente la ira de Dios, alejándola de su pueblo y su pecado. También fue establecido como un símbolo profético de lo que se completaría con la venida del Mesías (Heb 9:1-9).
- La “Palabra” que habló Dios en el Génesis para crear el universo fue la misma palabra que se envió en Juan 1:1 para convertirse en carne. Esta “Palabra” que habitó entre nosotros se llamaría “Yeshua”.
- Creemos que Yeshua (Jesús) es el Mesías profetizado en el Antiguo Testamento, el Hijo de Dios, creador del cielo y la tierra y enviado por El Padre con el fin de pararse en la brecha por Adán, y por lo tanto por toda la humanidad (1 Cor.15:22).
- Creemos que Yeshua es de origen divino y es YHVH/Dios y esto esta sustentado ampliamente por diversos escritores de la Biblia tanto del antiguo pacto como del pacto renovado. ( Isaías 9:6-7, Isaías 44:6, Colosenses 1:15-17, 1 Timoteo 3:16, Apocalipsis 22:13)
- Para que una persona sea salva debe primero entender que ha roto la ley perfecta de Dios y está condenado por su pecado a la destrucción eterna lejos de la presencia de Dios todopoderoso (Deu 11:28, Rom 6:23). A continuación, debe aceptar la sangre de Yeshúa / Jesús sobre los postes de la puerta de su corazón y creer que aparte de la muerte, sepultura y resurrección de Yeshua no hay otro camino para la salvación.
- En el momento en que se lleva a cabo la conversión es la responsabilidad del creyente el someterse a las enseñanzas de su nuevo Rabí o Maestro Yeshua/Jesús”, ser bautizado (sumergido) en Su nombre y seguirle todos los días de su vida (Lucas 9:23, 1 Corintios 9:24).
- Creemos que la mejor manera de hacerlo es rodeándose de una comunidad de creyentes que tienen la misma pasión ~ el ser más parecidos a Él todos los días. Estar en una comunidad local de creyentes es fundamental para el crecimiento espiritual, el mantenerse a cuentas y alcanzar la madurez de los dones espirituales.
- Creemos que es el Ruaj Hakodesh/Espíritu Santo de Dios quien nos guía a la verdad, nos enseña y recuerda las palabras de Su Instrucción de manera personal y nos da la capacidad de ponerlas en práctica. Es quien da dones espirituales y capacidades a cada creyente para cumplir el propósito de YHVH/Dios para su vida y para con el cuerpo del Mesías. Romanos 8:7-11
- Lo que Yeshua llevó, clavó y consumó en la cruz fue el castigo que la Ley de Dios exigía como pago por desobedecer los mandamientos de Dios. Es por eso que ya no estamos bajo la ley del pecado y de la muerte sino bajo la gracia como dice Pablo en Romanos 6:14. La Ley de Dios nunca fue abolida porque vino la fe en Cristo, como explica Pablo audazmente en Romanos 3:31 “¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley”.
- Lo que se destruyó en la cruz fue el poder del pecado y la pena del mismo sobre toda la humanidad. Lo qué fue cambiado y “eliminado”, fue el sistema sacerdotal de sacrificios hecho por simples hombres debido al sacrificio perfecto por nuestro verdadero Sumo Sacerdote y Rey Mesías (Hebreos 9-11). 1 Juan 3:4 dice que “El pecado es la transgresión de la Ley”. Por lo tanto, si hacemos a un lado la Santa Ley de Dios eliminamos la única definición de lo que es pecado en la Biblia. Si no hubiera Ley de Dios-instrucciones, entonces no habría pecado. Si no hubiera pecado, no podría haber ninguna maldición. Si no hubiera maldición no habría necesidad de la sangre de nuestro Salvador.
- Creemos que los creyentes en Yeshua de hoy deben vivir su vida exactamente como vivieron los creyentes del primer siglo; guardando la Torá-Ley de la mejor manera posible a través del conocimiento, revelación y dirección del Espíritu de Dios. Ellos se negaron a permitir que las tradiciones y doctrinas de los hombres de su tiempo truncaran o hicieran a un lado las instrucciones de Dios. Creemos que el apóstol Pablo ha sido mal interpretado en gran medida en cuanto a este tema y en todos sus escritos se puede entender el apoyo a la Torá cuando se lee sin el prejuicio antinómico de las denominaciones, y en su lugar se lee a través de la perspectiva hebrea original en el que los escribió.
- Aunque estamos convencidos de que la Torá está viva para nosotros hoy, debido a que estamos en la dispersión, no es físicamente posible mantener una gran parte de la Ley hasta que el Mesías regrese. Creemos en honrar al Padre por medio de guardar Sus mandamientos de la mejor manera que podemos hacerlo hoy. 1 Juan nos dice que no hay otra manera de demostrar que amamos a Dios que guardando sus mandamientos. Así que lo hacemos, siendo guiados por el Ruaj HaKodesh (Espíritu Santo) al buscar amarnos unos a otros en Su gracia.
- El guardar la Torá no es un requisito para la salvación pero si es una prueba viviente de que le amamos a Él (1 Juan 5:2-3).
- Con respecto a la circuncisión para los nuevos creyentes:
Creemos que es necesaria la circuncisión del corazón (Rom.26-29), y que todos, judíos y no judíos, somos justificados por la fe, no por la obediencia a la Ley/Torá o por la circuncisión.
Rom.3:28-31
Que Abraham fue justificado por la fe siendo incircunciso y es padre de los de la circuncisión y de los creyentes no circuncidados.
Rom.4:1-5:2
Que la circuncisión es guardar los mandamientos de Dios y que cada persona puede quedarse en el estado físico en que fue llamado.
1Cor.7:17-20
Que los de la verdadera circuncisión son quienes sirven a Dios y no ponen su confianza en la carne.
Fil.3:3-6Vemos en el Concilio de Jerusalén descrito en Hechos 15, que cuando los creyentes de Judea quieren requerir la circuncisión para la salvación a los no judíos y los creyentes fariseos además quieren requerir que se obedezca la Torá para que los gentiles sean salvos, se demuestra que YHVH ya ha recibido por la fe a los no judíos/gentiles (en casa de Cornelio) sin necesidad de ello, purificando sus corazones y dándoles el Espíritu sin necesidad tampoco de la circuncisión en la carne.
Con el testimonio del Espíritu que fue dado a los creyentes gentiles y la aprobación manifiesta de YHVH (Hch.15:28-29), Jacobo/Santiago hermano de Yeshua, Pedro, Pablo y los ancianos en el concilio de Jerusalén deciden no requerir más que 4 cosas a los nuevos creyentes; abstención de comer sangre y ahogado, no a la idolatría y no a la fornicación (en la trad. judía parte de las 7 leyes de Noé-Noájidas) ya que los nuevos creyentes escucharán la ley de Moisés cada Sábado en la sinagoga. No se anula el estudio y la práctica de la Torá o la Ley de Dios ni se desestima en ninguna manera, pero no se requiere para la salvación ni de judíos ni de gentiles. Lo que hagan los discípulos de Yeshua/Jesús el Mesías lo harán por convicción propia, obedeciendo a YHVH por amor al escuchar la Torá/Ley de Moisés como lo indicó Yeshua (Jn.14:21, Mat.5:17-19) y no como requisito para la salvación que ya tienen por su fe en el perdón a través de Yeshua y el genuino arrepentimiento del pecado.
Hch.15:1-31 - A través de Su muerte, Yeshua se hizo cargo del Sumo sacerdocio y por Su sacrificio de sangre perfecto, Su Padre estará eternamente satisfecho y el hombre tendrá por siempre la posibilidad de entrar en la presencia del Todopoderoso YHVH/Dios (Heb 9:11-12) a través de la la sangre del cordero.
- Algún día, nuestro Mesías volverá a la tierra para redimir a todos los que son suyos, que han sido injertados en la ciudadanía de Israel (Rom 11, Efesios 2). Entonces reinará en la Nueva Jerusalén por 1000 años (1 Tesalonicenses 3:13, Apocalipsis 20:4).
- Después de ese período, Dios levantará a el resto de los muertos y toda la tierra será juzgada en el Juicio del Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:5). Todos aquellos que no tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero serán arrojados al lago de fuego y los enemigos de Dios dejarán de ser (Apocalipsis 20:11-12).
- Hasta entonces, permaneceremos fieles a la obra a la que Él nos ha llamado que es “hacer discípulos del Mesías Yeshua enseñándoles que guarden todas las cosas que nos ha mandado” (Mat.28:19-20).
- Permanecemos fieles a Dios mediante el estudio de Su Palabra y obedeciendo Sus mandamientos e instrucciones que el Espíritu nos enseña en nuestros caminos individuales (1 Juan 2:3-4).
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