¿Tesoros en los cielos o en la tierra?

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tesoros

Esta no es una opinión más.

Si estoy despierto desde horas de la madrugada no es para darte mi opinión. No voy a perder mi tiempo y el tuyo dándote mi opinión; las opiniones cambian, la palabra de Dios nunca cambia. Lo que es importante y debemos considerar en todo es la opinión de Dios, lo que está escrito. Sobre todo si somos personas que buscamos agradarle y hemos dedicado nuestra vida a buscar hacer su voluntad. Entonces; Su opinión, su Palabra, no solo debe ser importante sino central en nuestro modo de pensar, de hablar y de vivir. Lee la nota, lee los versos y entonces ¡comenta!

No busco juzgar un pecado ajeno siendo hipócrita (Mat.7:3-5), o ser el juez y verdugo sin misericordia de quien es sorprendido en el pecado y muestra arrepentimiento (Jn.8:3). Este no es ninguno de los casos mencionados. Cierto es que no conozco el corazón y las motivaciones de cada persona: PERO DEBO Y ES MI OBLIGACIÓN ver sus acciones y juzgar los hechos (Deu.19:15; 1Tim.5:19; Heb.10:28-29) para determinar si es bueno o malo (Isa.5:20) y si debo actuar yo de la misma manera y seguir su ejemplo o no (Mat.23:2-7). Dios dará la recompensa a cada persona según sus hechos.

¿Qué dice Dios con respecto a servirle a Él y a las riquezas?

¿Se vale servir a Dios y dedicarme a hacer negocios? La respuesta es simple más no fácil de digerir. De acuerdo a Dios esto NO es posible (Mat.6:24; Lu.16:13). ¿Por qué? Porque crea un conflicto de interés; O me dedico a los negocios y desatiendo a los discípulos, o me dedico a los discípulos y los uso para hacer negocios (Jer.23:1-4; Eze.34:8-10).

Lo mismo es un “príncipe” llámese hoy servidor público que se sirve del pueblo para hacerse de casas (blancas, rosadas o del color que sean) a costa de quienes sirve, que un servidor de Dios que manipula a la gente para servirse a si mismo y construirse un reino en la tierra en vez de construir el reino de Dios en los cielos. Se cambia lo eterno y celestial por lo temporal y terrenal. Yo me pregunto ¿por qué la gente les sigue apoyando? ¿Será porque prometen que así como se enriquecen ellos serán prosperados y enriquecidos quienes les apoyan, codicia, engaño? No lo sé.

Para quien se dedica a servir a Dios y al prójimo,

el tener bienes y hacerse de propiedades es un anatema, algo intocable (Deu.17:14-17). Así lo hicieron los reyes de Israel y para ejemplo está David y Salomón a quienes se les indicó que no procuraran hacerse de muchos bienes y riquezas, de tener muchas mujeres y no obedecieron. Las consecuencias fueron engaño, adulterio, asesinato, un reino dividido, un pueblo idólatra, un templo abandonado por Dios, esclavitud y destrucción. (1Re.12:13-19)
Inmediatamente después de la instrucción a los reyes Dios dice a sus servidores levitas que no tendrían heredad entre sus hermanos (Deu.18:1-8), esto con el fin de que no se ocuparan en acumular y mantener esos bienes. Y también muchos no lo obedecieron y se corrompió el sacerdocio, se compraban nombramientos, había lucha de interés económico, por poder y posición, bastante común hasta hoy.

No es que les fuera a faltar lo necesario a los levitas y muchas veces más de lo necesario. (2Re.12:15-16) Por sus manos pasaron y pasan muchísimos recursos. Ejemplo; Aarón y Moisés cuando tuvieron que pedirle al pueblo que dejaran de dar para el tabernáculo pues había en abundancia y sobraba (Exo.36:3-7). Pero no se les quedan pegadas las riquezas en las manos, son un mero instrumento. No vemos a ninguno procurando quedarse con una parte para si mismo o acusados de fraude o malversación de fondos como sucede en nuestros días.
Tampoco vemos que el hijo de Dios o sus discípulos hayan requerido de ciertos medios de transporte o condiciones para ir a cierta ciudad a dar a conocer las buenas nuevas. (Lu.10:4-9) La instrucción de Cristo a sus discípulos fue y sigue siendo; entren donde les reciban y coman lo que les pongan delante. Todo lo que recibían los administradores de los discípulos era puesto para que a nadie le faltara nada. Hoy para desmayo de muchos les llamarían “socialistas” (Hch.2:43-47). Veían todos por las necesidades de todos.

Dignos de un salario.

También es verdad que quienes verdaderamente sirven a Dios y enseñan Su Palabra sin adulterar merecen recibir un salario (Lu.10:5-9) para vivir con sus familias (1Co.9:4-14) haciendo lo que Dios les llamó a hacer; enseñar, predicar y hacer discípulos de Cristo (Hch.6:2-4). Ni teniendo de más ni de menos (Pro.30:7-9) sabiendo vivir con mucho y con poco pues todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil.4:12-13). Teniendo siempre todo lo necesario para vivir y hacer la voluntad de Dios y compartir su mensaje (2Co.9:8). Aún hay hombres así en nuestros días y no estoy yo para darles el crédito de lo que el Padre recompensará a su tiempo, pero su buen nombre y su integridad es conocida e incuestionable. Viven para dar y Dios les da. Él les suple todo lo que necesitan con este fin. (Pro.22:1).

Para quien se ocupa de los negocios y tiene riquezas;

lo que Dios dice es que no debe de perder de vista que son un medio para un fin, no un fin en si mismo (Mat.6:32-34). Que busquen usar las riquezas terrenales, temporales, para ganar las eternas es decir que hagan buenas obras cuyo fin sea eterno, la salvación de muchos. (Mar.10:21-25). Que no busquen solamente tener un futuro “asegurado” lo cual no existe. (Lu.12:16-21) Que usen aquello que Dios les permite tener para suplir también las necesidades físicas y espirituales de otros y les encaminen hacia Dios (Lu.16:19-31). Que la influencia y poder que puedan tener lo usen primeramente para sostener el cuerpo del Mesías como lo hizo su discípulo rico José de Arimatea (Mat.27:57-60) y proveer los recursos para la enseñanza de la instrucción de Dios. (2Ki.4:8-9; Acts 28:7-10)

Hablemos de Abraham.

Se habla mucho de Abraham y de como era muy rico. Se pasan por alto muchos detalles con respecto a Abraham; él fue fiel a Dios con sus diezmos (Gen.14:19-20) y obedeció la instrucción del eterno Dios aunque todavía no había sido dada por escrito (Heb.11:8-10); Abraham entregó a Dios su corazón al estar dispuesto a sacrificar lo que era más valioso para él, su hijo, y su obediencia a Dios fue ejemplar. Abraham fue fiel al obedecer todo lo que Dios le pidió que hiciera y de ahí que se le llamó el padre de la fé; por sus acciones no su apariencia y buenos discursos (Stg.2:21-22).
Algo que casi no escucho mencionar es que Abraham fue un peregrino extranjero que habitaba en tiendas (Gen.13:12,18) y que él nunca se estableció por completo ni buscó comprar tierras para edificarse casas. Abraham era rico en activos no en pasivos; ganado, plata y oro (Gen.13:2). Su bienes los llevó consigo en todo el trayecto por donde Dios le llevó a él y su familia hacia la tierra prometida; fueron una herramienta no un fin. No se estableció, no se procuró para si un reino ni se proclamó rey bien que fácilmente podría haberlo hecho. Su mirada estaba en la meta no en el trayecto, en obedecer cuidadosamente toda la instrucción de Dios y además en enseñar a sus hijos a hacer lo mismo (Gen.18:19). ¿Podemos decir de nosotros o de quienes seguimos que estamos haciendo lo mismo?

Tengamos mucho cuidado

de quien tomamos ejemplo, a quien seguimos y lo que aprobamos y compartimos. Si tengo que andar defendiendo a quien sigo y tengo que justificar lo que hace por encima de lo que Dios claramente establece debo preguntarme si en realidad no se ha convertido en mi ídolo y sus palabras han tomado el lugar de la palabra de Dios en mi vida.

Romper ídolos cuesta mucho y duele lo sé. Pero hay un solo Dios y es celoso de nuestro corazón, no va a permitir que nada ni nadie tomé Su lugar. Nos ama y desea para si mismo un pueblo santo, que ha sido llamado, que se califica como elegido y que le es fiel a toda costa y sin importar el precio. (Ap.17:14)

¡Anímese el que sirve a Dios y al prójimo con corazón sincero y sin mayor interés que complacer al Padre que Él dará a cada uno su recompensa!

Mal.3:14-18; Mar.10:28-30

-Con mucho amor,
Pablo A. Zúñiga

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