“Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.” — Mateo 6:4
Un hombre no se define por la vida que muestra al mundo, sino por la vida que cuida y protege en privado, la que solo Dios conoce. Yeshua enseña que la verdadera fuerza espiritual se forja en la obediencia en lo secreto. No en público, no para impresionar. En lo secreto. La obediencia en lo secreto es el gimnasio sagrado del alma.
Eso es:
- Orar cuando nadie te ve.
- Perdonar sin que nadie se entere ni te aplauda.
- Servir sin recibir crédito.
- Elegir la pureza aunque nadie nunca lo vaya a saber.
- Obedecer aunque no haya nadie vigilándote.
Ahí se construye el carácter de un varón discípulo de Yeshua. Los dones públicos pueden abrirte puertas, pero el carácter privado decide si vas a poder mantenerte de pie una vez que entres. La mayoría de los hombres que caen no lo hacen porque su vida pública era débil, sino porque su vida privada estaba vacía. Tenían mucha actividad pero poca integridad, mucho movimiento pero poca formación, muchos dones pero cero raíces.
El Padre ve en lo secreto… no para avergonzarnos, sino para moldearnos. No para exponernos, sino para hacernos firmes. Y Él promete recompensar no al hombre que grita más fuerte, sino al más fiel: al que vive como si Dios fuera su único público.
Hazte las siguientes preguntas:
- ¿Qué hábitos, decisiones o elecciones secretas te están formando en este momento? ¿Te están llevando hacia la fortaleza o hacia la debilidad?
- ¿Hay alguien, un amigo, hermano o líder, con quien estés apoyándote en privado para tomar decisiones y acciones correctas?
“Señor, encuéntrame en los lugares escondidos. Ayúdame a crecer en las áreas de mi vida que nadie ve, a ser fuerte en lo secreto. Amén.”
