Mi nombre es Pablo Andrés Zúñiga Peregrina. He estado casado desde 1998 con Estela Vázquez, una mujer asombrosa que amo y continuamente me ayuda a ser la mejor versión de mí. Tenemos dos hijos Kristin y Duard tesoros prestados de Dios a quienes educamos en el hogar. A lo largo de los años hemos participado y trabajado activamente con muchas iglesias y ministerios en México y en el extranjero. Esto nos ha llevado a mudarnos más de 20 veces y vivir en 6 ciudades diferentes y nos ha dado la alegría de tener amigos muy queridos en todo el mundo. Desde el 2017, pastoreamos la Kehila Puerta Del Cielo una comunidad de discípulos del Mesías Yeshua-Jesucristo en Durango, México.
Soy la sexta generación de una familia que ha buscado vivir para Dios y servirle. El abuelo de mi bisabuela Benjamín Pascal fue uno de los primeros 11 ministros presbiterianos en México que trabajó con el misionero Merrill N. Hutchinson a fines del siglo XIX y finalmente dio su vida enseñando la Biblia en la región de Xalapa, Ver.
El abuelo de mi mamá Hazael T. Marroquín fue director de la Sociedad Bíblica en nuestro país a mediados del siglo pasado y anciano gobernante de la primera Iglesia Presbiteriana Nacional de México.
Mis papás Amanda y Pablo sirvieron a los niños que vivían en las calles de Morelia en la década de los 1990’s, dándoles un hogar, enseñándoles la Palabra y un oficio con el que pudieran subsistir.
En mi caso, desde niño en la escuelita bíblica recuerdo sentir un profundo amor por Dios y he buscado servirle de manera personal desde que tenía 15 años y después de un encuentro personal con Dios me comprometí formalmente cuando cumplí 20.
Estela entregó su vida a Dios a los 14 años y recibió el amor y cuidado de los pastores Orriols a través de situaciones familiares muy difíciles. Mi madre y mi suegra Carolina Guevara han sido un ejemplo continuo de compromiso y fidelidad a Dios a través de años de luchas y dificultades. Nuestro amor por Dios, por nuestra familia, por nosotros mismos y nuestro servicio a Él no sería posible de no ser por ellas.
Estela es originaria de Cd. Acuña pero pasó muchos años en la ciudad fronteriza de Reynosa, Tamaulipas. A la edad de 14 llegó a la congregación Centro Vida donde comenzó a aprender música e involucrarse en servir. Después quizo seguir aprendiendo música de forma académica pero tuvo que esperar ya que su papá le requirió estudiar otra cosa antes, así que después de estudiar Informática Administrativa comenzó a buscar conservatorios de música y supo de una escuela que recién abría sus aulas en Durango, México. A diferencia de otras escuelas, esta era dirigida por un ministerio cristiano y ¡gracias a Dios eligió estudiar ahí o nuestra historia terminaría aquí!
Yo soy originario de la Ciudad de México. A la edad de 13 años mi mamá nos llevó a vivir a la hermosa ciudad de Morelia donde salimos del contexto Presbiteriano en el cual crecí para entrar al cristianismo carismático en la iglesia Vida Abundante hoy llamada Mas Vida. Ahí a los 15 años comencé a tocar la guitarra en el grupo de alabanza y también comenzó mi búsqueda personal por Dios. Estudié la carrera de Diseño Gráfico becado en la U. La Salle, pero no pude ignorar la necesidad en mi corazón de prepararme para servir a Dios y siguiendo ese deseo me fui a una escuela recién iniciada en Durango que combinaba el estudio musical con la preparación bíblica. Muchos no entendieron la decisión de Estela y la mía de ir a Durango pero nuestro camino y futuro se entrelazaron gracias a ello.
Estela llegó a Durango en 1994 a la escuela recién iniciada llamada Centro de Capacitaciones y Dinámicas Musicales A.C. (hoy conocida como Instituto Canzion) donde fue parte de la primera generación y yo llegué en el ’95 aunque no nos tratamos hasta el ’96. Me llevé la triste sorpresa de que no tenían maestro de guitarra que era lo que quería estudiar. Al poco tiempo empecé a enseñar lo que sabía a quienes me lo pedían. En menos de 6 meses estaba contratado como maestro lo que me ayudó a cubrir los costos de mi colegiatura. A partir de ahí la enseñanza sería algo constante en mi vida hasta el día de hoy.
Esa institución formó nuestro carácter en muchísimas maneras y nos dio la oportunidad de formar lazos de amistad muy estrechos con personas de muchas naciones que pasaron por ahí. Estela recién graduada fue invitada a trabajar como asistente personal de Miriam Witt y participó en giras para promocionar la Escuela tocando el piano.
A los pocos meses yo fui invitado a trabajar con Marcos Witt en Canzion como guitarrista a la vez que ambos seguimos enseñando diversas asignaturas musicales en el CCDMAC y participamos en eventos de liderazgo de John Maxwell promovidos por la empresa. Fueron años de experiencias inolvidables, entrenamiento duro, espiritual y musicalmente demandantes, y de mucho crecimiento y formación.
En el 2002 Canzion y el Instituto decidieron reubicarse y nosotros sentimos que la instrucción de Dios era quedarnos en Durango. Muchos no entendieron nuestra decisión pero a las pocas semanas comenzamos a trabajar con una iglesia recién formada por McCauley y Silvia Howard llamada Vida En Victoria Internacional y al año siguiente fuimos con su apoyo a hacer un interinato de un año en Michigan, EUA, en una mega iglesia llamada Resurrection Life Church.
Ahí seguimos participando en el área musical bajo la dirección de Michael Gungor y Ken Smith donde grabamos un proyecto y además continuamos nuestro entrenamiento en el area de tecnologías de la información, multimedia, artes visuales y gráficas aplicadas al uso de la iglesia. El departamento de Tecnologías de la Información era dirigido por Mark Shead quien junto con su esposa Haley se convertirían en unos de nuestros mejores amigos hasta hoy.
Un año después luchando contra todas nuestras emociones y deseos, regresamos a trabajar en la congregación en México. Fue una decisión que muchos no entendieron ya que teníamos ofertas de una “vida y futuro” en Michigan pero nuestra convicción y compromiso de regresar y apoyar a la comunidad en Durango prevaleció.
Pasaron años antes de poder implementar algunas de las cosas que aprendimos en los EUA y tener algo de equipo para trabajar. Sin embargo a los pocos años recibimos los regalos más grandes de nuestro Padre celestial: nació nuestra hija Kristin y tres años después nuestro hijo Duard ambos en la ciudad de Durango.
Desde que volvimos a Durango vimos como se dio una transformación radical en la iglesia VEVI y su visión, tan radical que cambió su nombre e identidad por Misión Carismática Internacional filial de la sede en Colombia. Hicimos todo lo posible por adaptarnos, seguir la nueva dirección y seguir apoyando por lo que fuimos parte del equipo de liderazgo hasta el 2010. También durante este tiempo yo estuve involucrado dando capacitación en liderazgo para el Gobierno del Estado y dependencias de Justicia y Seguridad Pública y Estela estuvo trabajando para el DIF nacional.
En el ministerio, trabajo y finanzas estábamos aparentemente “muy bien”, sin embargo dentro de nuestro corazón había un hambre por más. Solíamos pensar sin decirlo a nadie que aquello no podía ser todo lo que significaba caminar con Dios así que juntos decidimos orar al respecto. A finales del 2009 restablecimos contacto con los pastores Orriols y gracias a unos CD’s que nos obsequiaron con estudios de Jose A. Sánchez Vilchis sobre las fiestas bíblicas empezamos a estudiar la Biblia de manera personal verso por verso. Comenzamos a separar el Sábado para descansar y tener tiempo juntos buscando conocer más a Dios a través de Su Palabra. Nuestro estudio personal diario de las Escrituras se intensificó. Eso tuvo un efecto transformador en nuestra vida y familia y también nos llevó a auditar mucho de lo que dábamos por hecho con respecto a nuestra fe y muchas de las prácticas de la iglesia en la que estábamos lo cual también causó roces.
Después de orar por un año percibimos que íbamos por un camino completamente diferente al de los pastores y la visión que tenían para la congregación. Hablamos con ellos y les entregamos todos los grupos y familias que estaban a nuestro cargo. Recibimos el visto bueno de los pastores para salir quienes en una reunión en nuestra casa anunciaron a nuestros grupos nuestra decisión. Fue algo sumamente difícil pues no solo representaba salir de la congregación. Toda nuestra vida, relaciones, trabajo y actividades en ese momento giraban alrededor de la Iglesia y salir representó dejar a quienes consideramos nuestra familia. Fue una decisión que muchas personas no entendieron. Estela y yo decidimos bendecirles, guardar en nuestro corazón todo lo bueno que Dios hizo en esos años y salir de “nuestra tierra y parentela” en paz hasta donde nos fuera posible.
Dirigidos por Dios e invitados por nuestros amigos y ex-compañeros del CCDMAC, Emanuel Gutierrez y su esposa Angie nos fuimos al puerto de Lazaro Cárdenas, Michoacán, a trabajar en la iglesia Convivencia Cristiana Emmanuel. Ahí apoyamos las congregaciones que dirigían sus papás los pastores Gutierrez. Organizamos grupos en hogares e iniciamos una escuela musical para apoyar los grupos de las congregaciones. Al mismo tiempo continuamos nuestro estudio personal de las Escrituras y la auditoría de nuestra fe y creencias.
No fue fácil en lo absoluto. A diferencia de Durango donde teníamos cierta estabilidad en LZC fueron tiempos muy difíciles económicamente y también difíciles emocionalmente, entendimos que Dios estaba ayudándonos a desprendernos de lo que fue nuestro día a día por muchos años. Estaba removiendo cosas en nuestro corazón, sacando ideas, doctrinas, creencias, hábitos y metiendo otras cosas fundamentadas en Su Palabra. Solo puedo imaginarme que fue como el tiempo en el desierto por el que atravesó Pablo después de su encuentro con el Mesías. Además el clima, la temperatura y la jungla de la costa lo hizo aún más complicado. Para que te des una idea las casas no tenían ventanas debido al calor lo que significaba tener toda clase de insectos y reptiles deambulando por las paredes. Sin embargo mirando hacia atrás sabemos que estar ahí fue la mejor decisión. También en ese tiempo nos pusimos en contacto con Jose Antonio y nos llamó en un par de ocasiones para darnos ánimo y motivarnos a seguir estudiando las Escrituras.
Nuestra relación personal con Dios, nuestra relación como matrimonio y como familia se fortaleció enormemente en ese tiempo. Comenzamos a practicar cosas bíblicas solos en familia como las fiestas del Señor. Nuestra primer fiesta de tabernáculos acampamos en una playa cercana. Mis hijos llegaron a preguntar si en algún lugar había alguien más haciendo lo mismo. En ese tiempo de mucho aislamiento nuestra convicción de hacer cosas bíblicas en la manera bíblica y poner por separado las costumbres y tradiciones que habíamos conocido y practicado toda nuestra vida se consolidó.
En el 2012 por decisión mutua de los pastores en LZC y nuestra seguimos nuestro camino. Nuestro deseo de ver como se aplica en una congregación nuestro entendimiento renovado de las Escrituras nos llevó de vuelta a la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, a conocer y apoyar de cerca el trabajo de quienes apoyaron a Estela desde chica y quienes nos casaron, Edwin y Lety Orriols. Ellos hasta el día de hoy nos siguen mostrado el amor y cuidado del Padre Celestial por lo que estamos agradecidos enormemente. Con la comunidad de Toda Tu Casa comenzó una nueva etapa en nuestra vida y servicio a Dios y cada vez más pudimos practicar cosas bíblicas en la forma bíblica.
En Reynosa finalmente conocimos a Jose A. Sánchez Vilchis y supe por primera vez que los estudios que nos compartieron y escuchábamos fueron grabados en la sala de la casa de mis abuelos Rodolfo y Amanda en la ciudad de México con quienes él tenía amistad y le abrieron las puertas para comenzar a enseñar. ¡La sorpresa fue enorme! Para él, que yo fuera nieto de ellos, para mí, que las enseñanzas que habían dado un vuelco a nuestra hubieran sido grabadas en un lugar tan familiar para mí, ahí donde jugaba de niño. Inmediatamente llamé a mi abuela y su sorpresa no pudo ser mayor al escucharnos juntos. Después él siguió su camino a Israel y nosotros el nuestro.
Durante nuestro tiempo en Reynosa recurrí al trabajo secular como docente para nuestro sostenimiento al tiempo que aprendimos y servimos en la comunidad con los Orriols echando mano de las habilidades técnicas y musicales que hemos desarrollado, sin embargo durante todo este tiempo dejamos de enseñar las Escrituras y nos dedicamos a seguir estudiando y auditando con la Biblia todo lo que conocíamos.
El escenario de fondo en todos estos viajes fue de violencia e inseguridad. Parecía que veníamos siguiendo los conflictos armados de los cárteles, de Durango a Michoacán y luego a Tamaulipas, se hacía cada vez peor. En Durango se desató la violencia un tiempo antes de que saliéramos. El café donde me reunía para tener el estudio bíblico con otros hombres fue escenario de un ataque un día antes donde hubo muertos. En Michoacán los cárteles del narcotráfico se disputaban el control del puerto y la siderúrgica por lo que seguido había enfrentamientos en la región, las carreteras eran peligrosas y continuamente había vehículos quemados. El día que volví a Reynosa el autobús donde venía fue recibido con balazos debido a una persecución y cada día que vivimos ahí esa fue una constante tanto que nos acostumbramos a vivir en medio de ello. En varias ocasiones nuestra casa y la de nuestros familiares quedó en medio de balaceras. A mí como maestro me tocó resguardar a mis alumnos en medio de enfrentamientos varias veces.
Eran ya tan comunes la gente y los vehículos armados, las persecuciones, los helicópteros del ejército, las balaceras en cualquier lugar y a cualquier hora que los chicos en la escuela podían distinguir entre el sonido de diferentes armas y no se alarmaban si estaban lejos o eran de bajo calibre. Tener que permanecer refugiados por horas era algo común. Con todo esto, aún sin vehículo y en el calor sofocante de 40ºC no dejamos de asistir a la congregación y servir cada semana.
Con el tiempo fuimos afianzando nuestras convicciones en la Palabra nuevamente y teniendo más confianza para volver a enseñar. Iniciamos un pequeño grupo para apoyar a algunas parejas de la congregación en nuestra casa en cuestiones de matrimonio y familia hasta que por su trabajo dos familias se mudaron un poco más al norte del país a la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, Tamaulipas.
En el 2015, Estela y yo sentimos que nuestro tiempo de asimilación y entrenamiento en Reynosa estaba llegando a su fin y comenzamos a orar al respecto. En Febrero visitamos a mi cuñado y familia en Laredo donde en un hermoso lago obtuve una pesca sobrenatural al grado que peces se lanzaron a mi anzuelo sin tener carnada. Aún me hacen bromas al respecto.
Seguimos orando y hablamos con los pastores Orriols sobre nuestro sentir y recibimos su aprobación para ir a NL. Ese año durante la Fiesta de Shavuot-Pentecostés visitamos la congregación de Passion For Truth y el pastor Jim Staley también tuvo una percepción divina sobre mí con respecto al llamado a servir como pastor, oro por mí y nos bendijo. Regresando a México aceptamos una invitación para ir a Nuevo Laredo a seguir enseñando y pastorear a las familias que habían ido para allá. Llegamos en Agosto solamente con unas maletas y lo que pudimos meter en nuestra camioneta. Con el tiempo Dios se encargó de todos los detalles así como lo ha hecho hasta ahora.
Nuevo Laredo para Estela y para mí representa el momento en que dimos el paso de cortar con años de doctrinas y tradiciones no bíblicas y soltar nuestra recién adquirida “seguridad económica” en Reynosa para un nuevo comienzo enseñando la Biblia desde una perspectiva hebraica y pastorear confiando en nuestro Dios Eterno para nuestro sustento. Este provino de diversos trabajos de traducción y animación que realizo hasta el día de hoy y fue haciendo uso de esos mismos recursos, equipos y habilidades técnicas que comenzamos a transmitir en línea nuestros estudios personales y familiares cada Sábado a través de UnCafeConDios.com .
Durante los periodos de vacaciones visitamos de paso Durango un par de veces con el propósito de saludar a nuestros conocidos y amigos, nos dio mucho gusto saber que la mayoría siguen activos en su comunión con Dios y se congregan en diferentes comunidades. Tenemos la costumbre de solo compartir la Escritura con quien tiene interés en ello lo cual no sucedió en esa ocasión. Sin embargo, algunos años después Dios permitió que amigos que dirigían una congregación dieran con nuestras enseñanzas y volviéramos a tener contacto con ellos. En Octubre del 2016 nos pidieron que les enseñáramos como celebrar la Fiesta de Tabernáculos y así lo hicimos, pasamos unas semanas enseñando a todos los que quisieran escuchar acerca de las raíces de nuestra fe y después volvimos a NL.
Con el tiempo otro grupo de amigos en Durango habían comenzado a estudiar la Biblia en su contexto hebreo y comenzaron a reunirse en el hogar de la familia Valdés Briones para conectarse de manera regular a nuestros estudios y nos buscaron ya que no asistían a ninguna congregación. Del grupo de NL algunos se mudaron por trabajo aunque siguen activos en su estudio de la Palabra. En el 2017 quienes se reunían en Durango nos pidieron que consideráramos regresar a enseñar y formar una comunidad. Nuevamente oramos y buscamos consejo al respecto y la respuesta fue afirmativa y emprendimos un inesperado regreso.
Una vez más empacamos nuestras maletas y lo que podíamos meter en la camioneta. Regresamos con grandes expectativas y emociones mixtas, para nuestros hijos a conocer su ciudad natal como por primera vez y reencontrarse con sus amistades de la infancia, para nosotros regresar a un lugar conocido pero en una situación completamente distinta, como si en siete años hubiéramos sido transformados completamente.
Así hoy mi familia y yo damos gracias por todo lo que el Padre nos permite vivir y hacer desde Durango para Él. Bendecimos a las familias preciosas que Él sigue añadiendo a la comunidad Kehila Puerta Del Cielo bajo nuestra responsabilidad, aquí en Durango y también por vía virtual en otras cidudades de México, Centro y Sudamérica y los Estados Unidos. ¡Sus ovejas perdidas siguen regresando a casa, al Pastor de Israel! ¡Damos toda la gloria a YHVH!