¡Bienvenido al 1er “Café Con Dios” online: Un café para tu alma!
(Continua de Si Se Va A Caer) La preocupación es el mal de este tiempo. Le llamamos estrés, y sus síntomas son problemas de memoria, alteraciones de ánimo, nerviosismo, falta de concentración y ansiedad, entre otros síntomas. En un tiempo de mi vida fue mi pan diario y puedes llegar a acostumbrarte a vivir así; eso es hasta que tu salud se ve afectada. Entonces se le llama colitis o colón irritable, taquicardia, glucosa alta, depresión, dolor muscular, insomnio y la lista sigue y sigue. Una visita al médico me reveló que a mis 25 años vivía sumamente preocupado. Y la solución más allá de un medicamento fue “casualmente” lo que enseña la palabra.
Para empezar es impresionante la cantidad de veces que aparece la palabra preocupación en la Biblia: Cero. La explicación es sencilla, no es el plan de Dios que vivamos así. Mi definición de pre-ocupación es –tratar de ocuparse de algo antes de que suceda, y normalmente es algo que está fuera de nuestro control (no confundir con planeación). Y ahí está el problema: El único que puede ocuparse de algo que aún no sucede y que tiene un verdadero control y poder para cambiar el futuro es Dios.
En aquel vuelo turbulento ¿podía hacer una diferencia el que yo me preocupara? ¿Alguna vez te ha preocupado el futuro de tu nación o la economía? ¿Te has llegado a preocupar el aumento del crimen y violencia? ¿Te ha preocupado el que puedas desarrollar una enfermedad que afectó a tus antepasados? ¿O te preocupa el no saber como vas a lograr aquello que tanto sueñas? Razones para preocuparse sobran y tener dinero no hace ninguna diferencia (de hecho a muchas personas les causa de más preocupaciones). Pero Dios NO nos ha creado para vivir preocupados, de otra forma sería bueno para tu salud. ¿Alguna vez has visto a un niño pequeñito preocupado por alguna de estas cosas? (aparte de Mafalda)
Normalmente ¿qué hacemos con las preocupaciones? Las atenuamos, minimizamos o tratamos de mantenerlas “bajo control”. Distraemos nuestra mente pensando en nuestras próximas vacaciones, buscamos un trabajo nuevo, casa nueva o juguetes nuevos. Hay quienes llegan también a buscar una nueva pareja creyendo que eso solucionará el problema. Otras veces el no saber como tratar con la preocupación desemboca en adicciones a sustancias que “relajan” pero que lejos de resolver la situación la empeoran. La Biblia nos da una solución sana y eficaz sin tener que hacer nada de eso.
¡No te preocupes, ocúpate!
Y más específicamente nos dice: Ocúpate en traer lo que te preocupa delante de Dios. No solo estés pensando una y otra vez en el asunto tratando de resolverlo en tu cabeza. En el momento que el asunto o persona ocupa tus pensamientos habla con Dios, reconoce tu incapacidad para cambiar o controlar las circunstancias y entrégaselo hasta que sientas paz al respecto. No te refrenes de dar detalles, aunque Él los conoce esto es bueno para ti.
Puedes pensar que no tienes suficiente tiempo, pero ¿tienes tiempo para vivir con la preocupación y sufrir sus efectos? En un inicio puede que tengas que traer el mismo asunto delante de Dios ¡60 veces por hora! hasta que puedas verdaderamente sentir que se lo has entregado y sabes que Él se hará cargo de ello. Verás que cumple su promesa de llenarte con su paz, que no necesariamente tiene una razón lógica pero es real. Continuará…
Lectura: Fil.4:6-9