Mi Respuesta a Dios

Continuación – Viendo Debajo de la Porquería

Puedo decir que lo que hacemos por Dios o para Él no cambia cuanto el nos ama. La motivación que nos mueve a servirle y hacer cosas para Él no es obtener su amor o asegurarnos un lugar en su presencia, esto lo obtenemos aceptando el sacrificio de Jesús en la cruz a nuestro favor. Ef.2:8-10

Esto no quiere decir que entonces podemos hacer lo que nos venga en gana y que no habrá repercusiones, si Dios nos ha dicho a través de su palabra que hagamos o dejemos de hacer algo siempre es con nuestro bienestar en mente. Pero su amor por las personas no cambia. Ro.6:1-2

Algunos que estamos involucrados haciendo gran cantidad de cosas “por” Dios a veces pensamos que quienes no lo hacen son como de 2a categoría. Sin embargo cuando vemos que Dios respalda y muestra su favor a estas personas sentimos celos o frustración. Esto le sucedió al hermano de aquel hijo pródigo cuando regresó a casa. Lc.15:25-32 Quienes servimos a Dios tenemos que tener nuestra motivación clara; lo hacemos en respuesta al amor que Dios nos ha mostrado y por amor a los demás.

No lo hacemos por ser notados o reconocidos, ni por ser miembros de un club de elite o porque al servir a Dios vayamos a recibir una recompensa especial como se motiva comunmente a voluntarios en lo secular. De hecho la Biblia dice que al hacerlo somo como siervos “inútiles” que simplemente están cumpliendo con su deber. Lc.17:7-10

¡Wow! Eso no suena muy motivador ¿cierto? Aún así quien está verdaderamente agradecido con Dios por lo que ha hecho por su vida responderá al llamado a servir ¿por qué?, porque no lo hace por obtener el aprecio de una persona (que lo obtendrá), ni lo hace por obtener una bendición especial de Dios (que también la tendrá), lo hace por amor y gratitud al que tomó su lugar en la cruz.

Este es el principo por el cual amamos, adoramos, y servimos a Dios de una manera genuina, sin esperar nada a cambio. Si conoces a Dios y lo que ha hecho por ti es la única respuesta aceptable.